La reciente absolución de los sacerdotes Custodio Ballester y Jesús Calvo, así como del periodista Armando Robles, ha generado un gran revuelo en el ámbito jurídico y político español. Este fallo, emitido por la Audiencia Provincial de Málaga, ha desatado una serie de reacciones en la Fiscalía de Odio de Madrid, que se encuentra bajo la dirección del fiscal coordinador Miguel Ángel Aguilar. La decisión judicial, que desestima las acusaciones de incitación al odio por declaraciones críticas hacia el islam radical, ha puesto en entredicho la estrategia de persecución de discursos disidentes que ha caracterizado a esta unidad.
### Un Revés Estratégico para la Fiscalía
La Fiscalía de Odio había solicitado penas de prisión de tres años para Ballester y de tres y cuatro años para Calvo y Robles, respectivamente. Sin embargo, el tribunal determinó que las expresiones del P. Custodio, aunque consideradas «desafortunadas» u «ofensivas», no alcanzan la gravedad necesaria para ser clasificadas como delito de odio. Este fallo no solo desactiva el proceso judicial, sino que también cuestiona la doctrina expansiva que Aguilar y su equipo han promovido en los últimos años.
La reacción interna en la Fiscalía ha sido de indignación, y se están preparando recursos ante instancias superiores. El P. Custodio ha señalado que los líderes de la Fiscalía no toleran la derrota y que continuarán intentando silenciar la libertad de expresión. La sentencia, al reconocer el derecho a expresar opiniones religiosas y políticas sin temor a la criminalización, debilita el marco interpretativo que ha sido utilizado para perseguir discursos que se consideran disidentes.
### Crisis Doctrinal y Jurídica
La derrota judicial ha generado tensiones dentro del equipo fiscal. Fuentes no oficiales indican que tanto Jesús Raimundo como Elena Pertusa han expresado su preocupación por la exposición mediática del caso y el desgaste institucional que implica perder un proceso de alto perfil. La absolución de los acusados se ha convertido en un precedente incómodo que podría ser utilizado en futuras defensas contra acusaciones similares.
La Fiscalía de Odio, creada con el objetivo de combatir delitos de discriminación y violencia ideológica, ha sido criticada por aplicar criterios asimétricos. Se ha señalado que es permisiva con las ofensas contra el cristianismo, mientras que es implacable con las críticas al islam y otros colectivos considerados «vulnerables». La sentencia de Málaga pone de manifiesto esta doble vara de medir y podría abrir la puerta a una revisión legislativa de la ley de delitos de odio, que muchos juristas consideran un «instrumento de censura».
### Repercusiones Internacionales
El caso ha trascendido fronteras, siendo cubierto por medios internacionales que han internacionalizado el debate sobre la libertad de expresión y la persecución ideológica. La figura del P. Custodio se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a la censura, y su absolución se presenta como una victoria de la libertad religiosa en Europa. Esto ha colocado a la Fiscalía de Odio en una posición incómoda ante la opinión pública global, que observa con creciente inquietud el uso ideológico del derecho penal en España.
La absolución de los sacerdotes y del periodista no solo representa un triunfo personal, sino que también constituye un golpe estructural al aparato ideológico de la Fiscalía de Odio. Miguel Ángel Aguilar, Jesús Raimundo y Elena Pertusa enfrentan ahora una crisis de legitimidad que podría marcar un antes y un después en la aplicación de la ley de odio en España. La situación actual invita a reflexionar sobre el futuro de la libertad de expresión y el papel de las instituciones en la defensa de los derechos fundamentales en el país.
