Pablo Nicolás Sebastián Urdangarin y Borbón, nacido en Barcelona en el año 2000, se encuentra en la cúspide de su carrera deportiva al debutar con la selección española de balonmano. Este joven jugador, hijo del legendario Iñaki Urdangarin, ha estado preparándose para este momento desde que era un niño. En una reciente entrevista, Pablo compartió sus sentimientos sobre su debut, sus influencias familiares y su visión del balonmano.
La emoción de representar a España
El 30 de octubre de 2025 será una fecha que quedará grabada en la memoria de Pablo Urdangarin. Este día, se pondrá por primera vez la camiseta de la selección española en un amistoso contra Suecia. Al hablar sobre este momento, Pablo expresó: «Cuando suene el himno sentiré un escalofrío». Esta frase encapsula la mezcla de nervios y emoción que siente al representar a su país en un deporte que ha sido parte de su vida desde muy joven.
Desde pequeño, Pablo ha soñado con este momento. La influencia de su padre, quien defendió la camiseta de España en 154 partidos, ha sido fundamental en su desarrollo como jugador. Sin embargo, Pablo se esfuerza por forjar su propia identidad en el deporte, afirmando que, aunque el apellido Urdangarin genera comparaciones, él prefiere centrarse en su propio rendimiento. «Pienso más en mí», dice, dejando claro que su objetivo es destacar por sus propias habilidades.
La presión de un apellido ilustre
Llevar el apellido Urdangarin conlleva una serie de expectativas. Muchos se preguntan si esta carga es una ventaja o una presión adicional. Pablo, con una madurez sorprendente para su edad, considera que es más una ventaja. «Mi padre ha sido un gran jugador y ha ganado muchos títulos. La gente estará atenta al apellido, pero yo pienso más en mí», explica. Esta mentalidad refleja su deseo de ser reconocido por su propio talento y esfuerzo.
Pablo ha tenido que adaptarse a diferentes posiciones en la cancha, comenzando como extremo y luego cambiando a una posición que coincide con la de su padre. Sin embargo, él mismo aclara que son jugadores diferentes. «Soy listo en el juego y bastante hábil. En eso soy diferente a mi padre», comenta, mostrando su autoconfianza y su deseo de ser visto como un jugador único.
El camino hacia el balonmano
La trayectoria de Pablo no ha estado exenta de desafíos. Durante su infancia, tuvo que tomar decisiones difíciles sobre su futuro deportivo. En su etapa en Estados Unidos, dejó el balonmano para jugar al fútbol y, más tarde, al tenis en Suiza. Sin embargo, su pasión por el balonmano siempre prevaleció. «Tuve que elegir entre el balonmano y el tenis, y quién sabe, igual nos hemos perdido un gran tenista», reflexiona con una sonrisa.
A pesar de las distracciones, Pablo ha logrado mantener un equilibrio entre sus estudios y su carrera deportiva. Actualmente, está finalizando su carrera en Sport Management, lo que demuestra su compromiso no solo con el deporte, sino también con su educación. «Sigo con mi carrera y tengo ganas de acabarla», dice, mostrando una perspectiva madura sobre la importancia de la formación académica.
El legado familiar y la admiración por su padre
La figura de Iñaki Urdangarin es un referente en la vida de Pablo, no solo como padre, sino también como modelo a seguir en el balonmano. Pablo admira profundamente a su padre, no solo por sus logros en la pista, sino también por los valores que le ha inculcado. «Para mí es el padre perfecto. Me ha dado una vida extraordinaria y me ha enseñado muchas cosas que llevo conmigo hoy en día», afirma con sinceridad.
El consejo más valioso que ha recibido de su padre es disfrutar del juego y ser consciente de la oportunidad que tiene. «Nunca me ha dicho que no haga algo, pero que disfrute, que sonría, que me dé cuenta de la situación en la que estoy porque miles de personas querrían estar en mi lugar», comparte Pablo, resaltando la importancia de la gratitud y la humildad en su vida.
El futuro en el balonmano
Pablo Urdangarin se encuentra en un momento crucial de su carrera. Con su debut en la selección, se abre un nuevo capítulo en su vida deportiva. Al ser preguntado sobre sus aspiraciones, Pablo responde con determinación: «Espero poder aportar mucho aquí y seguir viniendo todas las veces que necesiten». Esta mentalidad refleja su deseo de contribuir al éxito del equipo y de seguir creciendo como jugador.
La rivalidad con Suecia es un tema que también ha sido abordado por Pablo. Reconoce que los enfrentamientos con esta selección siempre tienen un componente especial, y que, aunque sea un amistoso, la competencia será intensa. «Va a ser una guerra, va a ser un partido muy interesante y que hay que prepararlo muy bien», dice, mostrando su compromiso con la preparación y el rendimiento.
Fuera de la pista, Pablo se describe como una persona competitiva, no solo en el balonmano, sino en cualquier actividad que realice. «Me gusta ganar a todo, pero todo sano», comenta, lo que refleja su espíritu deportivo y su deseo de superarse constantemente.
En resumen, Pablo Urdangarin es un joven con un futuro brillante en el balonmano. Con el apoyo de su familia y su dedicación al deporte, está listo para dejar su huella en la historia del balonmano español. Su debut con la selección es solo el comienzo de lo que promete ser una carrera llena de logros y éxitos.
