Rusia ha tomado una decisión estratégica para reducir su dependencia de aplicaciones de mensajería extranjeras, como WhatsApp y Telegram. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha firmado una nueva ley que establece la creación de un servicio estatal de mensajería instantánea, que estará bajo el control del Kremlin. Esta iniciativa no solo busca facilitar las comunicaciones, sino que también tiene como objetivo integrar una serie de funciones que podrían transformar la forma en que los ciudadanos interactúan con el gobierno y entre sí.
La nueva plataforma, que se espera que esté disponible en un futuro cercano, promete ofrecer a los usuarios la posibilidad de acceder a servicios gubernamentales, realizar identificaciones digitales, firmar documentos y recibir información de las autoridades estatales y municipales. Sergei Boyarsky, presidente del Comité de Política de Información de la Duma Estatal, ha afirmado que la aplicación permitirá a los usuarios confirmar su edad al realizar compras o registrarse en hoteles sin necesidad de presentar documentos físicos.
### Control digital y censura
Esta medida se enmarca dentro de un esfuerzo más amplio del Kremlin por controlar el ecosistema digital en Rusia. En los últimos años, el gobierno ha bloqueado el acceso a más de 100,000 sitios web en un intento por monopolizar la información y censurar cualquier contenido que contradiga la narrativa oficial. Este enfoque se intensificó tras el inicio de la invasión de Ucrania en 2022, cuando se prohibieron redes sociales estadounidenses como Facebook e Instagram, lo que llevó a Meta a cesar sus operaciones en el país.
A pesar de que WhatsApp, también propiedad de Meta, sigue siendo popular en Rusia, el Kremlin ha decidido no bloquearlo, pero la nueva aplicación estatal busca ocupar su lugar. Mikhail Klimarev, director de la ONG Internet Protection Society, ha señalado que es posible que Rusia reduzca la velocidad de funcionamiento de WhatsApp y Telegram para incentivar a los usuarios a migrar a la nueva plataforma estatal. Esto plantea preocupaciones sobre la libertad de expresión y el acceso a la información en un país donde la censura se ha vuelto cada vez más común.
La nueva aplicación estatal se asemeja a WeChat, la popular plataforma china que combina mensajería, redes sociales, sistemas de pago y servicios médicos, entre otros. WeChat ha sido criticada por su papel en la vigilancia y el control social en China, y muchos temen que Rusia esté siguiendo un camino similar hacia un modelo de Internet más cerrado y controlado.
### La empresa detrás de la nueva plataforma
Se ha especulado que el desarrollo y funcionamiento de esta nueva aplicación podría estar a cargo de VK, el gigante ruso de las redes sociales, conocido como el «Facebook ruso». VK fue fundado por Pavel Durov, quien también es el creador de Telegram. El Ministerio de Desarrollo Digital de Rusia ha confirmado que VK ya ha desarrollado un servicio de mensajería instantánea llamado Max, que podría ser la base para la nueva aplicación estatal.
La creación de un servicio de mensajería bajo control estatal plantea interrogantes sobre la privacidad y la seguridad de los datos de los usuarios. En un entorno donde el gobierno tiene un historial de vigilancia y censura, los ciudadanos pueden sentirse reacios a adoptar una plataforma que podría ser utilizada para monitorear sus comunicaciones y actividades.
La implementación de esta nueva aplicación también podría tener un impacto significativo en la forma en que los ciudadanos rusos interactúan con el gobierno. Al integrar funciones como la identificación digital y la firma de documentos, el Kremlin podría facilitar el acceso a servicios gubernamentales, pero también podría aumentar su capacidad para rastrear y controlar a los ciudadanos.
A medida que Rusia avanza hacia la creación de esta nueva plataforma de mensajería, la comunidad internacional observa con atención. La forma en que se desarrollen y utilicen estas tecnologías podría tener implicaciones no solo para la privacidad y la libertad de expresión en Rusia, sino también para la dinámica geopolítica en la región. La creación de un ecosistema digital controlado por el estado podría servir como modelo para otros países que buscan aumentar su control sobre la información y las comunicaciones en la era digital.