La figura de Rebeca Mayor es un claro ejemplo de cómo las tradiciones culturales pueden entrelazarse con una vocación social profunda. Desde su infancia, Rebeca ha estado inmersa en el mundo de las Fallas, una de las festividades más emblemáticas de València. Su historia comienza en el seno de una familia fallera, donde la pasión por esta celebración se transmite de generación en generación. Desde pequeña, su destino parecía estar marcado por la tradición, pero su camino también ha estado guiado por un fuerte deseo de ayudar a los demás.
### La Pasión por las Fallas
Rebeca Mayor Llop es una fallera que ha vivido la esencia de las Fallas desde su niñez. Su historia familiar está profundamente ligada a esta festividad, ya que su padre ha sido parte de la comisión desde que era niño. Esta conexión familiar ha hecho que la celebración de las Fallas sea un tema ineludible en su hogar. Sin embargo, Rebeca no solo se ha dejado llevar por la tradición; ha tomado decisiones que reflejan su personalidad y sus intereses. A pesar de que desde pequeña se le ofreció la oportunidad de ser fallera mayor infantil, optó por dedicarse al baloncesto, una pasión que la acompañó durante su adolescencia.
La elección de Rebeca de priorizar el deporte sobre la tradición no fue un rechazo a su herencia cultural, sino una forma de explorar sus propias pasiones. Sin embargo, siempre existió en su mente la promesa de convertirse en fallera mayor de adulta. Esta promesa se cumplió cuando finalmente dejó el baloncesto y se unió a la comisión de su falla, Ramiro de Maeztu-Leones, donde ha demostrado su compromiso y dedicación.
El momento de su exaltación como fallera mayor fue un hito significativo en su vida. La emoción de ser parte de una celebración tan grande y significativa para su comunidad fue indescriptible. Rebeca recuerda con cariño el día en que su amiga Carla García fue elegida fallera mayor infantil de València, un evento que la llenó de ilusión y que reafirmó su deseo de ser parte activa de esta tradición.
### Vocación Social y Compromiso Profesional
Más allá de su papel como fallera, Rebeca Mayor es psicóloga y trabaja en una vivienda tutelada, donde apoya a personas adultas con problemas de salud mental. Su elección de dedicarse a este campo refleja su deseo de contribuir positivamente a la sociedad. A pesar de los desafíos que enfrenta en su trabajo, Rebeca encuentra satisfacción en ayudar a quienes más lo necesitan. Su labor consiste en brindar apoyo emocional y ayudar a sus residentes a alcanzar una mayor autonomía.
La psicología social ha sido un camino que Rebeca no había previsto inicialmente. Al principio, pensó en dedicarse a la psicología jurídica y forense, pero su experiencia en el ámbito social la llevó a descubrir su verdadera vocación. Trabajar con personas que enfrentan problemas de salud mental no es una tarea fácil, pero Rebeca se siente motivada por los pequeños logros que se alcanzan en el día a día. Para ella, cada paso que sus residentes dan hacia la independencia es un triunfo.
Rebeca ha estado involucrada en este proyecto durante dos años, y su experiencia previa en una ONG que trabajaba con el sinhogarismo femenino ha enriquecido su perspectiva. La empatía y la comprensión son fundamentales en su trabajo, ya que cada persona que asiste a la vivienda tutelada tiene una historia única y merece ser tratada con dignidad y respeto. Rebeca enfatiza que, antes de ser diagnosticadas con una patología, estas personas son seres humanos que necesitan apoyo y comprensión.
La combinación de su pasión por las Fallas y su compromiso con el bienestar social hace de Rebeca Mayor una figura inspiradora en su comunidad. Su historia es un testimonio de cómo se pueden entrelazar las tradiciones culturales con un fuerte sentido de responsabilidad social. A través de su trabajo y su participación en las Fallas, Rebeca no solo celebra su herencia, sino que también contribuye a mejorar la vida de quienes la rodean. Su vida es un ejemplo de que la tradición y la modernidad pueden coexistir, creando un impacto positivo en la sociedad.