La política en España ha estado marcada por alianzas y tensiones, y uno de los actores más intrigantes en este escenario es Junts per Catalunya. Este partido ha mantenido una relación compleja con el Gobierno de Pedro Sánchez, oscilando entre la amenaza de ruptura y la necesidad de mantener su influencia. A lo largo de los años, Junts ha demostrado ser un socio estratégico, pero su retórica a menudo parece más teatral que real. En este artículo, exploraremos cómo Junts ha navegado por este delicado equilibrio y las implicaciones de sus acciones en el panorama político español.
### La Estrategia de Junts: Amenazas Sin Consecuencias
Desde su formación, Junts ha adoptado una postura de firmeza en su discurso, presentándose como un defensor del independentismo catalán. Sin embargo, esta postura ha estado marcada por una serie de amenazas que, a menudo, no se concretan en acciones decisivas. Por ejemplo, en diciembre de 2024, Junts registró una cuestión de confianza en el Congreso, advirtiendo que retirarían su apoyo al Gobierno si no se cumplían ciertas exigencias. A pesar de la gravedad de la situación, la cuestión no se tramitó de manera que provocara una ruptura inmediata, lo que pone de manifiesto la falta de voluntad real para llevar a cabo sus amenazas.
Este patrón se repite en múltiples ocasiones. En agosto de 2024, el secretario general de Junts, Jordi Turull, declaró que si Carles Puigdemont era detenido, el partido reconsideraría su apoyo al Gobierno. Sin embargo, esta amenaza, al igual que muchas otras, no se materializó en una ruptura efectiva. La aritmética parlamentaria juega un papel crucial en esta dinámica: Junts sabe que su poder y visibilidad dependen de su capacidad para influir en el Gobierno, lo que les lleva a mantener una postura de tensión sin cruzar la línea de la ruptura.
### La Doble Cara de Junts: Un Juego de Poder
La política de Junts se caracteriza por una doble cara. En Cataluña, el partido se presenta como un firme opositor al “régimen del 78” y se distancia del PSOE, mientras que en el Congreso actúa como un socio indispensable para la supervivencia del Gobierno de Sánchez. Esta estrategia les permite mantener su imagen ante sus bases, al tiempo que aseguran su influencia en Madrid.
Un ejemplo claro de esta doble estrategia se observó en noviembre de 2023, cuando Junts pactó su apoyo a la investidura de Sánchez tras largas negociaciones. Aunque se establecieron líneas rojas y se advirtió sobre posibles rupturas, el partido finalmente entregó su apoyo, lo que demuestra que, a pesar de las amenazas, la necesidad de poder y negociación prevalece sobre la retórica.
La situación se complica aún más con los ultimátums que Junts ha lanzado en los últimos meses. En septiembre de 2025, el partido fijó el 21 de diciembre como fecha límite para decidir sobre su pacto con el PSOE. A pesar de las advertencias y la movilización de su militancia, hasta la fecha no se ha materializado una ruptura formal. Esto genera un desgaste en la credibilidad del partido, ya que sus votantes pueden sentirse defraudados al ver que las amenazas no se traducen en acciones concretas.
### Consecuencias de la Estrategia de Junts
La falta de acción tras las amenazas de ruptura tiene varias consecuencias negativas para Junts. En primer lugar, el desgaste interno del electorado es evidente. Los votantes que esperaban que el partido asumiera el costo de una ruptura pueden sentirse decepcionados al ver que no se produce. Esto puede llevar a una pérdida de apoyo en futuras elecciones, ya que la confianza en la capacidad del partido para cumplir sus promesas se ve comprometida.
Además, la falta de acciones concretas reduce el poder de negociación de Junts. Si el Gobierno sabe que las amenazas no se llevarán a cabo, puede permitirse ignorar las exigencias del partido, lo que a su vez disminuye la eficacia de su capacidad de presión. La contradicción entre el discurso y la acción se convierte en un problema constante para Junts, que se presenta como un defensor de la causa independentista, pero que en la práctica se muestra más conciliador.
Por último, esta dinámica de chantaje simbólico puede tener efectos a largo plazo en la identidad política de Junts. Si el partido continúa amenazando con romper sin llevar a cabo esas amenazas, corre el riesgo de ser percibido como un actor político poco serio, lo que podría afectar su imagen y su capacidad para atraer nuevos votantes.
### Reflexiones Finales
La relación entre Junts y el Gobierno de Sánchez es un claro ejemplo de cómo las dinámicas de poder en la política española pueden ser complejas y multifacéticas. A medida que el partido continúa navegando por este delicado equilibrio entre la amenaza y la colaboración, será interesante observar cómo evoluciona su estrategia y qué impacto tendrá en el futuro político de Cataluña y España en su conjunto. La capacidad de Junts para mantener su relevancia dependerá de su habilidad para traducir sus amenazas en acciones concretas, algo que hasta ahora ha eludido hacer.
