En un reciente episodio de tensión social en Bilbao, la llegada de la empresa de desocupación Horus Desokupa al barrio de San Francisco generó una movilización ciudadana significativa. Este evento, que tuvo lugar el pasado lunes, se centró en la defensa de un grupo de inquilinos que se enfrentaban a un desalojo considerado por muchos como ilegal. La situación se complicó cuando se supo que el propietario que había contratado a la empresa de desocupación era un exmiembro de ETA, lo que intensificó las protestas y la preocupación entre los vecinos.
La movilización comenzó cuando alrededor de 90 personas se congregaron en la calle Mena, cerca de la plaza Fleming, al observar la llegada de cuatro individuos de Horus Desokupa. Estos hombres, que se presentaron con cabezas rapadas, banderas de España y camisetas de la empresa, comenzaron a fotografiar a los manifestantes y a lanzarles gestos provocativos. La tensión aumentó rápidamente, y los vecinos comenzaron a increpar al propietario, acusándolo de haber traído a «nazis» al barrio.
El propietario, identificado como Josu Alvarez Pérez, un exetarra que había sido condenado en 2006 por ayudar a miembros de la organización terrorista ETA a huir a Francia, se sintió amenazado por la multitud. A pesar de su insistencia en que no sabía que había contratado a personas con ideologías extremistas, la situación se tornó insostenible, lo que lo llevó a solicitar la intervención de la Ertzaintza, la policía vasca. Los agentes tuvieron que intervenir para garantizar la seguridad de todos los involucrados y escoltar a los miembros de la empresa de desocupación fuera de la zona.
La historia de Josu Alvarez es compleja. Su condena de seis años de prisión fue el resultado de su implicación en actividades relacionadas con ETA, y su nombre había aparecido en documentos incautados a otros miembros de la organización. A pesar de su pasado, Alvarez intentó recuperar su propiedad, que estaba ocupada por inquilinos con un contrato de alquiler en vigor. Esto generó un debate sobre los derechos de los inquilinos y la legalidad de los desalojos en situaciones como esta.
La llegada de Horus Desokupa a San Francisco no solo desató la ira de los vecinos, sino que también puso de relieve la creciente preocupación sobre el uso de empresas de desocupación en contextos donde se percibe una falta de respeto por los derechos de los inquilinos. La comunidad se unió para defender lo que consideraban un desalojo injusto, y la presencia de la policía fue necesaria para evitar que la situación escalara a un conflicto mayor.
### Contexto de la Empresa de Desocupación
Horus Desokupa es una empresa que ha ganado notoriedad en España por su papel en desalojos de ocupantes de propiedades. Sin embargo, su método de operación ha sido objeto de controversia, especialmente en barrios donde la ocupación de viviendas es un tema delicado. La empresa ha sido acusada de utilizar tácticas agresivas y de asociarse con grupos de ideología extrema, lo que ha llevado a protestas en varias ocasiones.
En este caso particular, la elección de Alvarez de contratar a Horus Desokupa ha suscitado un debate sobre la ética de las empresas de desalojo y su impacto en las comunidades. Muchos vecinos consideran que la llegada de estas empresas no solo representa una amenaza para los inquilinos, sino que también puede exacerbar las tensiones sociales en barrios ya vulnerables.
La situación en San Francisco es un reflejo de un problema más amplio en España, donde la crisis de vivienda ha llevado a un aumento en la ocupación de propiedades y, en consecuencia, a un incremento en los desalojos. Las comunidades se ven atrapadas en un dilema entre los derechos de los propietarios y la necesidad de proteger a los inquilinos, lo que a menudo resulta en enfrentamientos como el que se vivió en Bilbao.
### Reacciones de la Comunidad
La respuesta de la comunidad de San Francisco a la llegada de Horus Desokupa fue inmediata y contundente. Los vecinos se unieron no solo para protestar contra el desalojo, sino también para expresar su rechazo a la ideología que percibían en los contratados por Alvarez. La movilización fue un claro ejemplo de cómo las comunidades pueden unirse en defensa de sus derechos y de sus vecinos, especialmente en situaciones que consideran injustas.
Las protestas también han llamado la atención de organizaciones de derechos humanos y grupos de activismo social, que han comenzado a abogar por una revisión de las leyes que rigen los desalojos y la ocupación de viviendas. La situación en San Francisco podría ser un catalizador para un cambio más amplio en la forma en que se manejan estos casos en toda España, especialmente en un momento en que la crisis de vivienda sigue siendo un tema candente en el país.
