La reciente publicación del informe de la UCO ha desatado un torbellino de reacciones en el ámbito cultural español, especialmente en relación con los casos de corrupción que involucran a figuras destacadas del PSOE, como José Luis Ábalos y Santos Cerdán. Este escándalo ha puesto de manifiesto no solo la corrupción en el seno del partido, sino también la respuesta de la comunidad cultural, que ha oscilado entre la indignación y el silencio.
La corrupción en el PSOE no es un tema nuevo; ha sido un secreto a voces durante años. Sin embargo, la revelación de pruebas concretas ha llevado a un punto de inflexión. La reacción de la izquierda ha sido notable, no tanto por la sorpresa ante la corrupción, sino por la incapacidad de algunos de sus representantes para abordar el tema de manera abierta. En este contexto, las redes sociales han servido como un termómetro para medir la temperatura de la opinión pública y la respuesta de los artistas y escritores.
### La Indignación de los Críticos
Entre los que han alzado la voz se encuentran escritores y académicos que han criticado abiertamente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Andrés Trapiello, autor de «Me piden que regrese», no dudó en calificar de «farsante» y «patético» a Sánchez tras su comparecencia para abordar la crisis de corrupción. Trapiello argumentó que si el presidente no estaba al tanto de la corrupción, debería dimitir; y si lo sabía, debería ser imputado. Este tipo de declaraciones resuenan con fuerza en un momento en que la confianza en las instituciones se encuentra en niveles críticos.
Arturo Pérez-Reverte, conocido por su estilo directo y su compromiso con la verdad, también se pronunció sobre el asunto. En un breve pero contundente mensaje, hizo eco de su antiguo artículo titulado «Siempre las mismas ratas», que aborda la corrupción en España. Este tipo de comentarios no solo reflejan la indignación de los críticos, sino que también subrayan la frustración de muchos ciudadanos que ven cómo la corrupción se perpetúa en el tiempo.
Lorenzo Silva, otro autor reconocido, utilizó su plataforma para rendir homenaje a la UCO, destacando el esfuerzo y sacrificio de sus miembros en la defensa de la ley. Silva instó a la ciudadanía a reconocer el trabajo de quienes luchan contra la corrupción, enfatizando la importancia de la justicia en una democracia.
### El Silencio de los Aliados del Sanchismo
Por otro lado, el silencio de algunos representantes de la cultura que tradicionalmente han apoyado al PSOE es igualmente revelador. Jordi Évole, conocido por su crítica al PP y Vox, optó por no comentar sobre el escándalo, lo que ha llevado a especulaciones sobre su posición real respecto a la corrupción en el partido. Este silencio es aún más notable dado que Évole había sido un ferviente defensor de la política del sanchismo.
Benjamín Prado, un poeta que ha justificado numerosas decisiones del Gobierno, también se mantuvo en silencio. En lugar de abordar el caso de Cerdán, publicó un mensaje comparando a líderes del PP con figuras históricas como Franco, lo que ha sido interpretado como un intento de desviar la atención de la crisis actual. Este tipo de reacciones plantea preguntas sobre la integridad y la coherencia de aquellos que se autodenominan defensores de la justicia social.
Max Pradera, un expresentador y escritor, se mostró crítico con Sánchez, pero no sin antes lanzar insinuaciones sobre la posibilidad de que las grabaciones fueran falsificadas. Este tipo de comentarios, que parecen buscar deslegitimar las pruebas, solo añaden confusión a un panorama ya complicado.
En plataformas como BlueSky, la falta de comentarios sobre el «caso PSOE» por parte de figuras como Manuel Rivas y Guillermo Fesser también ha sido notable. Ambos son conocidos por su postura crítica hacia la derecha, pero su silencio ante la corrupción del PSOE plantea interrogantes sobre su compromiso con la verdad y la justicia.
La cultura española se encuentra en un momento crítico, donde la corrupción y la política se entrelazan de maneras complejas. Las reacciones de los artistas y escritores no solo reflejan sus opiniones personales, sino que también influyen en la percepción pública de la política y la corrupción. En un contexto donde la confianza en las instituciones está en juego, es fundamental que la comunidad cultural asuma un papel activo en la denuncia de la corrupción, independientemente de las afiliaciones políticas. La historia de España está marcada por ciclos de corrupción y escándalos, y la respuesta de la cultura puede ser un factor determinante en la lucha por una sociedad más justa y transparente.