El 12 de febrero de 1899, un acuerdo histórico se firmó entre España y Alemania que marcaría un antes y un después en la historia colonial española. Este tratado, conocido como el Tratado hispano-germánico, implicó la venta de las islas Carolinas, Marianas y Palaos al II Imperio Alemán por la irrisoria suma de 25 millones de pesetas, equivalentes a unos 15.000 euros actuales. Este acto no solo simbolizó la pérdida de las últimas posesiones coloniales de España en el Pacífico, sino que también reflejó la desesperación de un país que había sufrido una humillante derrota en la Guerra Hispanoamericana, que resultó en la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas ante Estados Unidos.
### Contexto Histórico y Consecuencias de la Venta
La venta de estas islas fue una consecuencia directa del Desastre del 98, un evento que dejó a España sin recursos para mantener su imperio colonial. La escuadra del Pacífico había sido destruida, y las islas se convirtieron en territorios indefendibles. En este contexto, el gobierno español, liderado por el presidente Francisco Silvela, optó por vender estas islas a Alemania, que buscaba expandir su influencia colonial en el Pacífico. Este acuerdo, aunque presentado como una solución diplomática, fue en realidad un acto forzado por la presión alemana y la necesidad urgente de evitar una nueva humillación internacional.
El impacto de este tratado fue significativo y duradero. No solo marcó el inicio del declive del Imperio español, sino que también certificó la llegada de un nuevo reinado bajo Alfonso XIII en un país sumido en la inestabilidad política y económica. La decisión de Silvela fue polémica no solo por su contenido económico, sino también por la falta de previsión estratégica. En un momento en que el canal de Panamá estaba a punto de ser inaugurado, y el potencial del mercado asiático comenzaba a vislumbrarse, el gobierno español consideró que aquellas islas eran meros peñascos sin futuro.
Hoy, sin embargo, esos territorios forman parte de países independientes como Palaos, Estados Federados de Micronesia e Islas Marshall, que mantienen acuerdos militares y comerciales clave con potencias como Estados Unidos, Japón y China. Las aguas que rodean estos archipiélagos son ricas en recursos naturales y se han convertido en un paso obligado para las rutas marítimas internacionales, lo que les otorga un peso geoestratégico cada vez mayor en el contexto del Indo-Pacífico, una de las regiones más disputadas del mundo.
### El Olvido de los Islotes
Un aspecto curioso del Tratado hispano-germánico es que, en su redacción, se cometió un error legal insólito: cuatro islotes minúsculos —Guedes, Coroa, Ocea y Pescadores— no fueron mencionados explícitamente en el acuerdo. Este olvido pasó desapercibido durante medio siglo, hasta que en 1948, el investigador del CSIC Emilio Pastor revisó el tratado y detectó el vacío jurídico. La cuestión llegó incluso al Consejo de Ministros de Franco en 1949, pero se desestimó cualquier reclamación sobre estos islotes.
El tema quedó oficialmente zanjado en 2014, cuando el gobierno de Mariano Rajoy reconoció en el Boletín Oficial del Estado que España renunciaba a cualquier soberanía sobre esos islotes, dado que el tratado se refería a “todas las posesiones españolas en el Pacífico”. Hoy, los territorios olvidados se integran en estados independientes: el atolón de Guedes es Mapia, en Indonesia; Coroa es ahora Rongerik, en Islas Marshall; Pescadores corresponde con Kapingamarangi, en Micronesia; y Ocea es un islote sumergido llamado Matador.
En pleno siglo XXI, cuando el Pacífico se ha convertido en el epicentro del comercio mundial y en una zona caliente de disputas geopolíticas entre Estados Unidos, China y sus aliados asiáticos, la decisión de vender por una cifra simbólica todo un archipiélago parece aún más cuestionable. Lo que en su momento fue considerado un simple traspaso colonial, hoy se revela como un enclave estratégico con un valor incalculable. La historia de la venta de las islas Carolinas es un recordatorio de cómo las decisiones políticas pueden tener repercusiones a largo plazo, y de cómo el contexto geopolítico puede transformar la percepción de un territorio a lo largo del tiempo.