La historia de Sascha Bailey, un modelo británico, ha capturado la atención del público tras el nacimiento de su hijo, Wolfgang Robert Bailey, el 7 de septiembre de 2025. Este acontecimiento no solo marca un nuevo capítulo en su vida, sino que también resalta su notable viaje personal en relación con la identidad de género y la paternidad. Bailey, quien en el pasado enfrentó una profunda disforia de género, había considerado someterse a una transición de género, pero finalmente decidió no hacerlo, lo que le permitió convertirse en padre.
### Un Viaje de Autodescubrimiento
Sascha Bailey, hijo del reconocido fotógrafo británico David Bailey, ha compartido abiertamente su lucha con la disforia de género. Hace tres años, Bailey se encontraba en un estado de confusión y desesperación, sintiendo que su identidad no coincidía con su cuerpo. En ese momento, pensó que la única solución era someterse a una transición de género, lo que implicaba una terapia de reemplazo hormonal (TRH) que podría haber comprometido su fertilidad de manera irreversible.
En sus memorias, Bailey relata cómo su vida cambió tras una serie de conversaciones significativas con su pareja, Lucy Brown, y su padre. Estas interacciones le hicieron cuestionar su decisión de cambiar de sexo y le llevaron a reflexionar sobre su verdadero yo. «Me sentí completamente perdido. No quería estar viva», confesó Bailey, quien llegó a obtener una receta para hormonas femeninas tras una breve consulta médica. Sin embargo, la intervención de su pareja fue crucial: «Lucy me salvó la vida. Me ayudó a sentirme de nuevo enraizado. Como si no estuviera roto».
La decisión de no seguir adelante con la transición ha permitido a Bailey vivir una vida plena y, más recientemente, convertirse en padre. Su historia resuena con muchos que han experimentado sentimientos similares de confusión y desesperación, y ha generado un diálogo sobre la importancia de la salud mental y el apoyo emocional en momentos de crisis.
### La Realidad de la Destransición
Desde que Bailey decidió no llevar a cabo su transición, ha recibido numerosos mensajes de personas que han pasado por experiencias similares. Muchos de ellos han compartido sus historias de arrepentimiento tras someterse a tratamientos de transición, enfrentándose a consecuencias devastadoras para su salud física y mental. Bailey ha sido un defensor de aquellos que se sienten ignorados por el sistema sanitario, que a menudo no ofrece el apoyo necesario a quienes se destransicionan.
«Muchos se arrepienten», afirma Bailey. «Pero el sistema no quiere saber nada de ellos; los tratan como si fueran una molestia». Esta situación plantea preguntas críticas sobre el enfoque actual hacia la identidad de género y la atención médica relacionada. La presión social y la falta de información adecuada pueden llevar a decisiones que cambian la vida de manera irreversible.
Bailey ha sido vocal sobre su postura en contra de la transición de género en jóvenes, argumentando que los niños no tienen la capacidad de tomar decisiones informadas sobre su identidad a una edad temprana. «No puedes hacerte un tatuaje. No puedes cambiar de género. Es así de simple. Los niños no tienen control sobre sus vidas. Así que los cuidamos», enfatiza.
La historia de Sascha Bailey no solo es un relato personal de lucha y superación, sino que también invita a la reflexión sobre la complejidad de la identidad de género y la necesidad de un enfoque más compasivo y comprensivo hacia aquellos que enfrentan estas cuestiones. Su experiencia resalta la importancia de la salud mental y el apoyo emocional en el proceso de autodescubrimiento, así como la necesidad de un diálogo abierto y honesto sobre las realidades de la transición de género y la destransición.
El nacimiento de su hijo Wolfgang representa un nuevo comienzo para Bailey, quien ha encontrado un propósito renovado en su vida. En una publicación en Instagram, expresó: «Literalmente, ya no hay nada más importante en el mundo para mí». Esta declaración encapsula la transformación que ha experimentado, desde la confusión y el dolor hasta la alegría y la paternidad. La historia de Bailey es un recordatorio de que la vida puede tomar giros inesperados y que, a veces, el camino hacia la felicidad y la realización personal puede ser diferente al que inicialmente imaginamos.