La reciente cumbre de la OTAN en La Haya ha puesto de manifiesto las tensiones que enfrenta España en el ámbito internacional, especialmente en lo que respecta a su compromiso con el gasto en defensa. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, ha señalado que España atraviesa un «problema interno» debido a la negativa del gobierno de Pedro Sánchez a cumplir con los compromisos de gasto en defensa establecidos por la alianza. Esta situación ha generado un debate intenso sobre la postura de España en el contexto de la OTAN y su relación con otros países miembros.
### La Postura de España en la OTAN
La cumbre de La Haya se centró en la necesidad de aumentar el gasto en defensa de los países miembros de la OTAN, con un objetivo claro de alcanzar el 5% del PIB para el año 2035. Sin embargo, España, bajo la dirección de Sánchez, ha mostrado reticencias a asumir este compromiso, lo que ha llevado a críticas tanto a nivel nacional como internacional. Durante la sesión de control en el Congreso, se evidenció el descontento de algunos socios del gobierno, quienes incluso sugirieron la salida de España de la OTAN. Esta situación ha suscitado interrogantes sobre la dirección que tomará el país en el ámbito de la defensa y su papel dentro de la alianza.
La negativa de Sánchez a aumentar el gasto en defensa ha sido interpretada como una concesión a sus socios de gobierno, que incluyen a partidos de izquierda y comunistas. Este enfoque ha sido criticado por muchos, quienes argumentan que la seguridad nacional debería estar por encima de las consideraciones políticas internas. En este contexto, la falta de un presupuesto claro y la incertidumbre sobre futuras inversiones han dejado a España en una posición vulnerable, tanto ante sus aliados como frente a posibles amenazas externas.
### Reacciones Internacionales y Consecuencias
La reacción internacional a la postura de España ha sido contundente. Durante la cumbre, el primer ministro de Bélgica, Bart De Wever, hizo un comentario irónico sobre la capacidad de Sánchez para cumplir con las exigencias de la OTAN, sugiriendo que si lograba hacerlo con un gasto del 2,1% del PIB, sería considerado un «genio». Este tipo de comentarios subraya la percepción negativa que se tiene de la gestión de Sánchez en el ámbito de la defensa, y cómo esto afecta la reputación de España en el escenario internacional.
Además, la falta de un compromiso claro por parte de España ha llevado a que el expresidente de EE.UU., Donald Trump, critique abiertamente al gobierno español. Trump ha manifestado su intención de negociar personalmente con España y ha insinuado que podría «pagar el doble» por el apoyo que España debería ofrecer a la OTAN. Esta situación ha dejado a Sánchez en una posición complicada, ya que su negativa a aumentar el gasto en defensa no solo afecta su imagen, sino que también pone en riesgo la seguridad nacional del país.
La cumbre de La Haya ha dejado claro que la defensa y la seguridad son temas prioritarios para la OTAN, y que los países miembros deben asumir sus responsabilidades. La falta de acción por parte de España podría tener repercusiones a largo plazo, tanto en términos de seguridad como en su posición dentro de la alianza. A medida que otros países europeos, como Alemania, Francia e Italia, se comprometen a aumentar su gasto en defensa, la presión sobre España para que haga lo mismo se intensifica.
En resumen, la cumbre de La Haya ha puesto de relieve las dificultades que enfrenta España en su política de defensa y su relación con la OTAN. La negativa de Sánchez a cumplir con los compromisos de gasto en defensa no solo ha generado críticas internas, sino que también ha afectado la percepción internacional del país. A medida que la situación geopolítica se vuelve más compleja, será crucial que España reevalúe su postura y busque un equilibrio entre las exigencias de sus socios y las necesidades de su propia seguridad nacional.