La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ha destinado casi 600.000 euros a un proyecto de reforestación en Etiopía, específicamente enfocado en el árbol Prosopis juliflora, conocido localmente como cují. Este proyecto, que se inició el 13 de mayo de 2024, tenía como objetivo combatir la desertificación y mejorar las condiciones de vida de la población local. Sin embargo, más de un año después, no se han plantado árboles y no hay evidencia pública de los resultados del programa, lo que ha generado una ola de críticas y cuestionamientos sobre la gestión de los fondos públicos.
La elección del Prosopis juliflora ha suscitado serias dudas entre expertos y observadores internacionales. Esta especie, originaria de América, es considerada invasora en varios países africanos y figura en la lista de las 100 especies exóticas más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Su capacidad para propagarse rápidamente y alterar los ecosistemas ha generado conflictos con especies nativas y ha dificultado las actividades agrícolas en las regiones donde ha sido introducida.
Fuentes consultadas han indicado que no existen registros fiables que confirmen la presencia previa del árbol cují en Etiopía. Además, no se ha podido verificar la localización exacta de las áreas de plantación en la región de Liba, lo que ha llevado a algunos analistas a calificar el programa como «opaco» y potencialmente «improductivo». La falta de trazabilidad en el uso de los fondos ha suscitado preocupaciones sobre la transparencia del proyecto.
Las críticas no solo se centran en la elección de la especie, sino también en la asignación de una suma tan elevada a un proyecto ambiental en un país donde más del 50% de la población vive en condiciones de inseguridad alimentaria extrema. Organizaciones humanitarias han expresado su preocupación, argumentando que es difícil justificar este tipo de intervenciones cuando millones de personas carecen de acceso a agua potable y alimentos básicos. Una fuente vinculada a la cooperación internacional ha señalado que «resulta difícil justificar este tipo de intervenciones» en un contexto de crisis humanitaria.
Hasta el momento, la AECID no ha emitido un informe público sobre el avance del programa ni ha aclarado el uso final de los fondos asignados. La falta de respuesta a las críticas que cuestionan la idoneidad de invertir en una especie catalogada como perjudicial por numerosos informes científicos ha aumentado la presión sobre el organismo. A medida que crece la polémica, distintos colectivos han comenzado a exigir mayor transparencia en el destino de los fondos públicos destinados a la cooperación, especialmente en proyectos con impacto incierto o sin respaldo técnico suficiente.
El debate sobre la gestión de la ayuda al desarrollo en Etiopía no es un caso aislado. A nivel global, la efectividad de los proyectos de cooperación ha sido objeto de análisis y críticas, especialmente en contextos donde la pobreza y la inseguridad alimentaria son prevalentes. La falta de resultados tangibles en proyectos de reforestación y desarrollo sostenible ha llevado a muchos a cuestionar la eficacia de las políticas de cooperación internacional.
En este sentido, el caso del proyecto de reforestación en Etiopía pone de relieve la necesidad de una revisión crítica de cómo se diseñan y ejecutan las iniciativas de cooperación. La elección de especies invasoras, la falta de seguimiento y evaluación, y la opacidad en la gestión de fondos son aspectos que deben ser abordados para garantizar que la ayuda internacional tenga un impacto positivo y sostenible en las comunidades que se pretende beneficiar.
La situación actual también plantea interrogantes sobre la responsabilidad de los gobiernos y organismos internacionales en la supervisión y evaluación de los proyectos de cooperación. La falta de rendición de cuentas puede erosionar la confianza de la ciudadanía en las instituciones y en la efectividad de la ayuda al desarrollo. Por lo tanto, es fundamental que se implementen mecanismos de control y evaluación más rigurosos para asegurar que los fondos públicos se utilicen de manera efectiva y que los proyectos realmente beneficien a las comunidades locales.
En resumen, el proyecto de reforestación en Etiopía, que comenzó con buenas intenciones, se enfrenta a un futuro incierto debido a la falta de resultados y a las críticas sobre su diseño y ejecución. La situación resalta la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en la cooperación internacional, así como la necesidad de un enfoque más sostenible y responsable en la implementación de proyectos de desarrollo.