La Mezquita-Catedral de Córdoba, uno de los monumentos más emblemáticos de España y Patrimonio de la Humanidad, fue escenario de un incendio que generó gran preocupación entre los ciudadanos y turistas que se encontraban en la zona. El incidente ocurrió el 9 de agosto de 2025, alrededor de las 21:15 horas, cuando una columna de humo comenzó a elevarse desde el interior del edificio, alertando a los viandantes que paseaban por el centro histórico de la ciudad.
Los primeros informes indicaron que el fuego se había originado en la Capilla de Almanzor, en el interior del templo, debido a un cortocircuito provocado por una de las máquinas de limpieza, específicamente una barredora. Las llamas se extendieron rápidamente, afectando a las bóvedas y a los muros del monumento, lo que llevó a los presentes a recordar el trágico incendio de la catedral de Notre Dame en París.
Los bomberos y las fuerzas de seguridad locales respondieron de inmediato, evacuando las calles adyacentes para garantizar la seguridad de los transeúntes. En menos de una hora, lograron controlar el incendio, aunque las imágenes y videos grabados por testigos mostraban un denso humo negro y llamas que asomaban por encima de los muros del edificio.
El alcalde de Córdoba, José María Bellido, se pronunció sobre el incidente, afirmando que, aunque había daños, no se trataba de una catástrofe. «Es terrible, hay daño y ha habido daño, y habrá que evaluar los daños cuando ya se extinga el fuego con más detalle a la luz del día», comentó. Afortunadamente, no se reportaron heridos, ya que el recinto había sido cerrado a los turistas antes de que se desatara el fuego.
La situación fue particularmente alarmante dado que Córdoba había experimentado temperaturas extremas de hasta 41 grados Celsius ese día. Las condiciones climáticas, junto con la presencia de materiales inflamables en el interior del templo, contribuyeron a la rápida propagación del fuego.
Los bomberos trabajaron arduamente para extinguir las llamas y evitar que el fuego se extendiera a otras áreas del monumento. Tras el control del incendio, se iniciaron las labores de evaluación de daños, que se espera se realicen con mayor precisión una vez que se pueda acceder a todas las zonas afectadas.
Este incidente ha puesto de manifiesto la importancia de la seguridad en los monumentos históricos y la necesidad de contar con protocolos de emergencia efectivos para prevenir y manejar situaciones de riesgo. La Mezquita-Catedral de Córdoba, con su rica historia y su valor arquitectónico, es un símbolo de la cultura española y su preservación es fundamental para las futuras generaciones.
La comunidad cordobesa ha reaccionado con preocupación y solidaridad ante este suceso, recordando la importancia de cuidar y proteger su patrimonio cultural. Las autoridades locales han instado a la población a mantenerse alerta y a reportar cualquier actividad sospechosa en torno a los monumentos históricos de la ciudad.
En un contexto más amplio, este evento resalta la necesidad de invertir en la infraestructura de seguridad de los lugares históricos, así como en la formación del personal encargado de su mantenimiento y protección. La prevención de incendios y otros desastres es crucial para garantizar la integridad de estos espacios, que atraen a millones de visitantes cada año.
La Mezquita-Catedral de Córdoba es un lugar de encuentro entre culturas y religiones, y su historia es un testimonio de la rica herencia cultural de España. La rápida respuesta de los servicios de emergencia ha evitado que este incidente se convierta en una tragedia mayor, pero también sirve como un recordatorio de la fragilidad de nuestro patrimonio y la necesidad de protegerlo con diligencia.
A medida que se llevan a cabo las investigaciones sobre las causas del incendio, la comunidad espera que se implementen medidas adicionales para garantizar la seguridad de la Mezquita-Catedral y otros monumentos históricos en el futuro. La colaboración entre las autoridades locales, los expertos en patrimonio y la comunidad es esencial para asegurar que estos tesoros culturales sean preservados y protegidos para las generaciones venideras.