La Feria de Málaga es un evento que trasciende generaciones, un espacio donde la tradición y la modernidad se entrelazan en una celebración vibrante. Este año, Ana Palomo, una malagueña de 74 años, ha regresado a su ciudad natal después de cuatro décadas de ausencia, trayendo consigo recuerdos de una feria que ha evolucionado a lo largo de los años. Su historia es un reflejo de cómo la Feria ha cambiado, pero también de cómo ciertos elementos permanecen intactos, como la alegría y el espíritu festivo que caracteriza a este evento.
Ana Palomo recuerda con nostalgia sus primeras experiencias en la Feria de Málaga, cuando era una niña que disfrutaba de la festividad en un ambiente más íntimo y familiar. En aquellos días, la feria se celebraba entre el Paseo del Parque y el bullicio de una ciudad que aún no había alcanzado la magnitud que tiene hoy. «La Feria de entonces era mucho más pequeña, no tiene nada que ver con la de ahora», comenta Ana, mientras observa cómo la ciudad ha crecido y cambiado a su alrededor.
### Un Regreso Lleno de Sorpresas
Después de vivir en lugares como Barcelona, Madrid y Menorca, Ana decidió regresar a Málaga en 1985, donde revivió la experiencia de la feria en el corazón de la ciudad. Sin embargo, su regreso más reciente ha sido aún más impactante. Al llegar al Real, la primera impresión de Ana es de asombro: «Esto es muy grande, es enorme, aquí echas el día entero». Su energía y entusiasmo son contagiosos, y no tarda en unirse a una panda de verdiales que la transportan a su adolescencia. La música y el baile son parte integral de la feria, y Ana se mueve con gracia, recordando los pasos que aprendió de niña.
La Feria de Málaga ha evolucionado no solo en tamaño, sino también en su oferta musical. Ana observa que, aunque el flamenco sigue siendo una parte esencial de la celebración, ahora hay una variedad de géneros que atraen a un público más amplio. «Antes era todo flamenco, pero ahora hay más reguetón y música para todos», dice Ana, mientras se deja llevar por el ritmo de la música que resuena en el ambiente. Esta diversidad musical refleja la transformación de la feria, que ahora busca atraer tanto a malagueños como a turistas de diferentes partes del mundo.
### La Evolución de la Feria de Málaga
La historia de Ana Palomo está intrínsecamente ligada a la evolución de la Feria de Málaga. Desde sus inicios, la feria ha pasado por diversas etapas y ubicaciones. Después de la guerra, la feria se celebró nuevamente en el Paseo del Parque en los años 40, y luego se trasladó a Martiricos, donde permaneció hasta 1958. Posteriormente, regresó al Paseo del Parque y, en 1968, se mudó al Paseo Marítimo Ciudad de Melilla. Estos cambios reflejan no solo la adaptación de la feria a las circunstancias de la época, sino también el crecimiento de la ciudad misma.
En 1981, la feria se dividió en dos: una parte en el centro de la ciudad, más viva y espontánea, y otra en el recinto de Teatinos, más formal. Ana recuerda su regreso a la feria en 1985, cuando la dualidad de la celebración comenzó a tomar forma. Desde 1998, el Cortijo de Torres se ha convertido en la sede definitiva de la feria, un lugar que ha crecido junto con la ciudad y que ahora ofrece dos escenarios distintos para una misma celebración.
El regreso de Ana a la Feria de Málaga no solo es un viaje personal, sino también un viaje a través de la historia de la ciudad. A medida que explora el Real, se da cuenta de que, aunque la feria ha cambiado, el espíritu de celebración sigue vivo. La alegría de la música, el baile y la comida son elementos que permanecen constantes, recordándole a Ana las ferias de su infancia.
Ana también observa cómo la vestimenta de los asistentes ha cambiado con el tiempo. «La gente ya va cómoda y fresquita, antes se iba más emperifollá con los trajes de flamenca», comenta con una sonrisa. Esta observación refleja no solo un cambio en la moda, sino también en la forma en que las personas se relacionan con la feria. La comodidad ha tomado protagonismo, permitiendo que más personas disfruten de la festividad sin las restricciones de vestimenta que solían ser comunes.
La Feria de Málaga es un evento que no solo celebra la cultura y las tradiciones de la región, sino que también se adapta a los tiempos modernos. La inclusión de nuevos géneros musicales y la llegada de turistas de diferentes partes del mundo han enriquecido la experiencia, haciendo que la feria sea un lugar donde todos pueden encontrar su espacio.
Ana Palomo, con su sombrero rosa y su delantal de lunares, es un símbolo de esta conexión entre el pasado y el presente. Su regreso a la feria es un recordatorio de que, aunque el tiempo pase y las cosas cambien, siempre habrá un lugar para la celebración y la alegría en Málaga. La historia de Ana es un testimonio de la resiliencia de las tradiciones y del poder de la música y el baile para unir a las personas, sin importar de dónde vengan o cuánto tiempo hayan estado ausentes. En cada paso que da, Ana revive no solo sus recuerdos, sino también la esencia misma de la Feria de Málaga, un evento que sigue siendo un faro de alegría y comunidad.