La ciudad de Málaga se prepara para despedir el Festival de las Linternas, un evento que prometía iluminar el panorama cultural de la ciudad, pero que ha generado más controversia que alegría entre los vecinos. Este festival, que se ha llevado a cabo en el Parque del Oeste, ha sido objeto de protestas constantes desde su inauguración, y su finalización parece ser un alivio para muchos residentes que se sintieron desplazados por la actividad. En este artículo, exploraremos los orígenes del festival, su impacto en la comunidad y las reacciones de los ciudadanos y autoridades locales.
La historia del Festival de las Linternas se remonta a su primera edición, donde se presentó como una iniciativa destinada a atraer turismo y generar ingresos para la ciudad. Con una inversión inicial de tres millones de euros, los organizadores esperaban atraer a más de 250.000 visitantes y generar un retorno económico significativo, estimado entre 10 y 12 millones de euros. Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente. A pesar de las expectativas, el festival no ha logrado cumplir con las proyecciones de ingresos, lo que ha llevado a los promotores a decidir no renovar su contrato para futuras ediciones.
### Impacto en la Comunidad
Uno de los aspectos más criticados del Festival de las Linternas ha sido su impacto en el Parque del Oeste, un espacio verde que ha sido cerrado en más del 40% de su superficie durante cinco meses. Este cierre ha limitado el acceso de los vecinos a un lugar que tradicionalmente ha sido un punto de encuentro y recreo para las familias de la zona. La privatización de este espacio público ha generado un fuerte descontento entre los residentes, quienes han expresado su frustración a través de manifestaciones y protestas semanales.
El portavoz del PSOE, Dani Pérez, ha sido uno de los críticos más vocales del evento, señalando que el festival ha cerrado el paso peatonal y ha privado a las familias de disfrutar de su parque. Pérez ha calificado la situación como un «hurto a la ciudadanía», argumentando que el Ayuntamiento ha fallado en su deber de proteger los espacios públicos. Por su parte, Nicolás Sguiglia, portavoz de Con Málaga, ha enfatizado que los parques deben ser para el disfrute de todos y no para ser alquilados a empresas privadas.
A pesar de los intentos de mediación y de la distribución de pases gratuitos para los vecinos, las protestas han continuado. La comunidad ha expresado su deseo de recuperar el uso completo del parque, y la noticia de que el festival no se celebrará nuevamente en 2025 ha sido recibida con alivio por muchos. La decisión de los promotores de no continuar con el evento ha sido vista como una victoria para los vecinos que lucharon por la preservación de su espacio verde.
### Reacciones de los Organizadores y el Ayuntamiento
Desde el lado de los organizadores, la empresa Ximénez, que también se encarga de las luces de Navidad en la ciudad, ha mantenido una postura defensiva. Un portavoz de la empresa ha declarado que están en comunicación constante con su socio chino, Lantern Group, y que se realizará una valoración de la situación una vez que finalice el festival. Sin embargo, la falta de renovación del contrato ha dejado claro que la relación entre los promotores y el Ayuntamiento no ha sido tan fructífera como se esperaba.
El canon que la empresa paga al Ayuntamiento es de 100.000 euros, una cifra que, en comparación con las expectativas de ingresos, parece insuficiente para justificar la privatización de un espacio tan querido por los malagueños. La inversión inicial y la creación de empleos, aunque se mencionan como beneficios, no han sido suficientes para mitigar el descontento de la comunidad.
El Festival de las Linternas, que se había presentado como una oportunidad para enriquecer la oferta cultural de Málaga, ha terminado siendo un ejemplo de cómo la falta de consideración hacia las necesidades de la comunidad puede llevar a la desaprobación pública. La experiencia ha dejado una lección sobre la importancia de involucrar a los ciudadanos en decisiones que afectan su entorno y su calidad de vida.
A medida que el festival se prepara para su último espectáculo, los vecinos del Parque del Oeste esperan con ansias la recuperación de su espacio. La promesa de que el parque volverá a estar disponible para el uso y disfrute de todos es un rayo de esperanza en medio de la controversia. La situación ha puesto de relieve la necesidad de un enfoque más equilibrado en la gestión de eventos que involucren espacios públicos, asegurando que las voces de los residentes sean escuchadas y respetadas.
En resumen, el Festival de las Linternas ha sido un capítulo controvertido en la historia reciente de Málaga. A pesar de las intenciones iniciales de atraer turismo y generar ingresos, el evento ha dejado un legado de descontento y protestas. La comunidad ha demostrado que la defensa de los espacios públicos es una prioridad, y el final del festival puede ser un paso hacia la recuperación de la armonía en el Parque del Oeste.