La planta de Ford en Almussafes, Valencia, se encuentra en una encrucijada crítica mientras se aproxima el final de 2025. La incertidumbre sobre el futuro productivo de la fábrica se intensifica, especialmente con la llegada de un nuevo modelo de vehículo electrificado programado para 2027. Sin embargo, la situación actual es preocupante, ya que la producción se ha visto drásticamente reducida, afectando a miles de trabajadores y generando un ambiente de tensión en la comunidad laboral.
**Producción en Números: Un Declive Alarmante**
La producción en la planta de Almussafes ha caído a mínimos históricos, con la fabricación del modelo Kuga como la única actividad significativa. Según datos recientes, se estima que solo se producirán 60,895 unidades de Kuga en los primeros siete meses de 2025, lo que representa una disminución del 25.17% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta caída se produce en un contexto donde la planta había estado operando con una carga de trabajo mucho más robusta, especialmente con la producción de la furgoneta Transit, que cesó en abril de 2024.
La situación se complica aún más con la implementación de un ERTE RED, aprobado por el Gobierno, que busca ofrecer flexibilidad laboral ante la falta de trabajo suficiente para alrededor de 1,000 de los más de 4,100 empleados de la planta. Este mecanismo ha sido una respuesta a la crisis actual, pero también refleja la fragilidad de la situación laboral en Almussafes.
**Comparativa con el Sector Automotriz Español**
El panorama en Almussafes es aún más desalentador cuando se compara con el rendimiento de otras fábricas de Ford y competidores en España. Según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), la producción de vehículos en el país ha disminuido un 9% en los primeros siete meses de 2025, con un total de 1.17 millones de turismos fabricados. Sin embargo, la caída en Almussafes es notablemente más severa, lo que plantea preguntas sobre la viabilidad a largo plazo de la planta.
Los datos de ANFAC también revelan que los vehículos eléctricos puros han sufrido una caída del 25.7%, mientras que la producción de vehículos de gasolina y diésel ha disminuido un 28.4% y un 36.4%, respectivamente. Esta tendencia negativa se atribuye a una disminución en la demanda de los principales mercados europeos y a la necesidad de adaptar las cadenas de producción a los nuevos modelos electrificados que se asignarán a las fábricas españolas en el futuro.
La planta de Almussafes, que ha sido un pilar en la producción automotriz española durante casi medio siglo, se enfrenta a un futuro incierto. La falta de un modelo nuevo y la reducción de la producción actual sugieren que el cierre de 2025 podría marcar el peor año en términos de producción desde su apertura. Con la llegada de un nuevo modelo electrificado en 2027, la planta tiene la oportunidad de revitalizarse, pero el camino hacia ese futuro está lleno de desafíos.
**Impacto en la Comunidad Laboral y el Futuro de la Planta**
La situación en la planta de Almussafes no solo afecta a los números de producción, sino que también tiene un impacto significativo en la comunidad laboral. Los trabajadores se enfrentan a la incertidumbre sobre su futuro laboral, con la posibilidad de despidos o reestructuraciones si la situación no mejora. La UGT, el sindicato mayoritario en la planta, ha expresado su preocupación por la falta de trabajo y la necesidad de garantizar la estabilidad laboral para los empleados.
La comunidad local también siente el impacto de la situación en la planta. Almussafes ha sido históricamente un motor económico para la región, y la reducción de la producción puede tener efectos en cadena en otros sectores, desde proveedores hasta servicios locales. La incertidumbre sobre el futuro de la planta podría afectar la inversión en la región y la confianza de los consumidores.
A medida que se acerca el final de 2025, la planta de Ford en Almussafes se encuentra en un punto crítico. La necesidad de adaptarse a un mercado automotriz en evolución y la presión para mantener la producción son desafíos que deben abordarse con urgencia. La llegada de un nuevo modelo electrificado en 2027 ofrece una luz al final del túnel, pero el camino hacia esa revitalización está lleno de obstáculos que deben superarse para asegurar un futuro sostenible para la planta y sus trabajadores.