La reciente Cumbre de Presidentes celebrada en Barcelona ha estado marcada por la controversia, especialmente por la actuación de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Durante la intervención del lehendakari Imanol Pradales, quien comenzó a hablar en euskera, Ayuso decidió levantarse de la mesa, un gesto que ha generado un amplio debate sobre el uso de las lenguas cooficiales en el ámbito político.
La Cumbre, que reunió a los presidentes autonómicos, tenía como objetivo mostrar una imagen de normalidad en Cataluña, un lugar que, en años anteriores, habría sido escenario de tensiones y protestas. Sin embargo, la intervención de Ayuso ha desviado la atención de los temas centrales de la reunión, enfocándose en el uso de las lenguas oficiales y la postura de los líderes del Partido Popular (PP).
### La Postura de Ayuso y el PP
Isabel Díaz Ayuso había anticipado su reacción ante el uso del euskera, manifestando su desacuerdo con la decisión de permitir que se hablen las lenguas cooficiales en la cumbre. En su intervención, argumentó que el uso del catalán y el euskera en un contexto tan importante como este representa un acto de provincialismo que, según ella, no debería ser tolerado. «En lugar de defender el español en todos los rincones, lo que hacen es utilizar el catalán, la lengua de los catalanes para hacer provincianismo con el secesionismo catalán, que es una corruptela que no pienso pagar», expresó Ayuso, dejando claro su descontento.
A pesar de su amenaza de abandonar la cumbre, Ayuso optó por esperar fuera de la sala hasta que llegó el turno del presidente gallego, Alfonso Rueda. Esta decisión fue vista como un intento de mantener una imagen de firmeza sin romper completamente con el evento. Otros presidentes del PP, como Fernando López Miras y Carlos Mazón, también mostraron su rechazo al uso de las lenguas cooficiales, pero lo hicieron de manera más sutil, eligiendo no utilizar el ‘pinganillo’ para escuchar a Pradales.
### La Respuesta de Sánchez e Illa
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Salvador Illa, anfitrión de la cumbre, defendieron el uso de las lenguas cooficiales como un símbolo de la diversidad y pluralidad de España. Sánchez argumentó que permitir el uso del catalán, euskera y gallego es una prueba de un proyecto de país que integra y no excluye. «Entender esto es entender España», afirmó, subrayando la importancia de reconocer y respetar las diferentes lenguas y culturas que coexisten en el país.
Illa, por su parte, describió las lenguas oficiales como una riqueza y patrimonio de todos los españoles. Su defensa del uso de estas lenguas en la cumbre fue un intento de mostrar que el diálogo y la cooperación son posibles, incluso en un contexto donde las relaciones entre el PSOE y el PP están deterioradas. La decisión de incluir traducción simultánea fue vista como un paso hacia la inclusión y el respeto por la diversidad lingüística.
### Reacciones y Consecuencias
La actuación de Ayuso ha suscitado reacciones diversas en el ámbito político y social. Muchos han criticado su postura, considerándola un acto de intolerancia hacia las lenguas cooficiales y un intento de polarizar aún más el debate sobre la identidad y la diversidad en España. Por otro lado, sus seguidores han aplaudido su firmeza y su defensa del español como lengua común.
Este episodio pone de manifiesto las tensiones existentes en la política española en torno a la cuestión lingüística y territorial. La Cumbre de Presidentes, que debería haber sido un espacio de diálogo y cooperación, se ha convertido en un escenario de confrontación y división. La postura de Ayuso refleja una tendencia más amplia dentro del PP, que ha adoptado una retórica más dura en cuestiones de identidad y lengua, lo que podría tener repercusiones en futuras elecciones y en la cohesión del partido.
La controversia en torno a la Cumbre de Presidentes también plantea preguntas sobre el futuro de las lenguas cooficiales en España y su lugar en el discurso político. A medida que las tensiones entre las diferentes comunidades autónomas continúan, el debate sobre la identidad y la diversidad lingüística seguirá siendo un tema candente en la política española.