La ciudad de València se enfrenta a un desafío significativo en el ámbito de la vivienda, con un déficit que se estima en 30,000 inmuebles y una proyección de necesidad de 133,340 viviendas para el año 2030. Este panorama ha llevado a urbanistas y arquitectos a proponer soluciones innovadoras para abordar la crisis habitacional que afecta a la región. Alejandro Escribano, un destacado urbanista y creador del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de València, ha sugerido la creación de nuevas ciudades autosuficientes en el área metropolitana, en lugar de seguir expandiendo la ciudad hacia zonas que podrían comprometer espacios naturales valiosos, como la huerta y el parque natural de l’Albufera.
**Desarrollo de Ciudades Autosuficientes**
Escribano ha enfatizado la necesidad de construir pequeñas ciudades que no sean de 1,000 viviendas, sino de 10,000, lo que permitiría un crecimiento más equilibrado y sostenible. Este enfoque se basa en la idea de que en áreas metropolitanas maduras de Europa, es común que los residentes vivan a una distancia de diez kilómetros del centro de la ciudad, pero con acceso a una red de transporte eficiente, como estaciones de metro. La propuesta de aumentar la densidad de viviendas en el área metropolitana hasta 120 o 140 por hectárea, en comparación con las 200 del Eixample de València, podría facilitar la construcción de hasta 25,000 pisos, lo que es esencial para satisfacer la creciente demanda.
José María Tomás, arquitecto y responsable del Plan de Actuación Integrada (PAI) del Grao, ha respaldado esta visión, señalando que el crecimiento del área metropolitana debe ser equilibrado y acompañado de un refuerzo en la red de transporte. La idea es que, a través de un desarrollo urbano planificado, se pueda evitar el colapso inmobiliario que amenaza a València, donde los precios de la vivienda están aumentando más rápidamente que en cualquier otra ciudad española.
**Movilización de Suelo y Reducción de Costos**
Uno de los principales obstáculos para la construcción de viviendas asequibles es la escasez de suelo urbanizable. Los expertos han subrayado que la clave para reducir los precios de la vivienda radica en movilizar suelo disponible. Actualmente, el costo de construir una vivienda de 85 metros cuadrados, incluyendo la urbanización de la calle y los jardines, es de aproximadamente 116,000 euros. Sin embargo, el precio final de un piso puede alcanzar los 300,000 euros, lo que indica que el margen de mejora para hacer viviendas más asequibles está en la disponibilidad de suelo.
Amadeo Aznar, técnico del área económica de la Cámara de Comercio de València, ha identificado varios factores que contribuyen al aumento de los precios de la vivienda. Entre ellos se encuentran el crecimiento de la población, el auge del turismo y las viviendas de uso turístico, así como cambios en la estructura familiar y el envejecimiento de la población. Estos elementos, combinados con la escasez de suelo urbanizable y el encarecimiento de los materiales de construcción, han creado un entorno complicado para el mercado inmobiliario.
Para abordar esta situación, la Cámara de Comercio ha propuesto cuatro líneas de acción: incrementar la disponibilidad de suelo urbanizable, simplificar los trámites administrativos, eliminar el IVA para la compra de la primera vivienda y recuperar la desgravación fiscal. Además, se sugiere desarrollar un modelo metropolitano coordinado, denominado «Gran Valencia», que permita una mejor planificación y gestión del crecimiento urbano.
La situación actual exige decisiones valientes y una coordinación efectiva entre las administraciones públicas y el sector privado. La creación de nuevas ciudades autosuficientes y la movilización de suelo son pasos cruciales para garantizar que València pueda enfrentar la crisis de vivienda y seguir siendo un lugar atractivo para vivir y trabajar. La colaboración entre urbanistas, arquitectos y responsables políticos será fundamental para implementar estas propuestas y asegurar un futuro sostenible para la ciudad.